En el ameno huerto deseado

Hacia las cumbres

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                     

 

Sé que disfrutas, amigo, enfrascado en la lectura de las cosas del espíritu, porque tu gozo lo encuentras en la casa del Padre.

Explaya después de la lección sagrada tu alma en el Señor. Mira las aves que vuelan por las alturas: no caen en la trampa, ni sucumben a manos del cazador. Hasta las montañas desde el cielo parecen arrugas apenas perceptibles desde las regiones etéreas...

¡Elévate más aún!

Para sufrir los azares de cada día, y no dejarte atrapar en las redes del amor propio y egoísmo, es preciso lanzarse en ascensión directa a las cumbres del Señor. No digas: "No puedo; me encuentro ocupado en mil negocios y quehaceres; soy cristiano y cargo con necesidades de amigos y conocidos." - ¿Existe algo mejor que llevar a Dios el fluir de cada día?

Tu Padre no se deja vencer en generosidad. Nos ayuda a penetrar en El. Nos va atrayendo cada vez con más fuerza hacia Sí. Nos comunica su propia presencia; nos da a gustar en el fluir de la jornada la comunión con El.

Poco a poco nos vamos sintiendo penetrados por "su figura"; como dos enamorados. No lograrás expresarlo con palabras, pero lo advertirás en lo íntimo de tu corazón.

Tal vez hoy la experiencia íntima de Dios la notes de tarde en tarde. Mas si eres fiel a la oración diaria, El te llevará a esta vivencia continua. Los santos gastaban el día al servicio del prójimo y las noches en la intimidad con su Creador.

¡Fundido en Dios! Como el metal en aleación unificante con el oro. Tu alma envuelta en la nieve de la gracia, descenderá como el agua de las altas montañas, y formará el río caudaloso, dador de vida y energía al valle de la existencia humana.