En el ameno huerto deseado

Contemplación

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística

                  

     

Me dicen, Señor, que he de aspirar a la contemplación; que si persisto fiel a mi oración mental, recibiré poco a poco tu ayuda para gustar de esa presencia amorosa tuya, sin discurrir, sin afectos, en una atención sencilla a tu Ser, diciéndote todo sin hablar nada. Como dos enamorados que se miran.

Ansío de verdad, Señor, fijar en tu rostro mis ojos y nunca jamás separarlos de ti; porque tú eres mi felicidad, el asiento de mi alma, mi luz, mi gozo y mi amor. Pero no pretendo contemplar tu rostro para saciar mi hambre de ti, y después que el mundo se hunda. No. Deseo acercar mi alma a tu Ser divino, para de ahí sacar fuerza, decisión, empuje y entrega para más amarte y darme a mis hermanos.

Es mi gran ilusión extender tu Reino. Veo con inquietud que el mundo se aleja de la fuente de Vida. Y tú necesitas apóstoles que difundan el Evangelio por la práctica del amor y la comunicación de la Buena Nueva. Precisas, Señor, de nuestras manos y de nuestros pies; de nuestra palabra y de nuestro corazón. Nos sobran técnicas de pastoral. Nos faltan cristianos enamorados, seducidos por tu Amor, al estilo de Pablo, Loyola, Javier, el padre Nieto...

Así quiero ser yo para tu causa. Esto pido, Señor, para todas las almas consagradas: fidelidad a la oración; entregadas a ti, surja en ellas la vida contemplativa, y sepan desde ese nivel entregar a sus hermanos lo asimilado al calor de tu Bondad.