En el ameno huerto deseado

Bendita la navidad

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                     

 

Tranquilo en el puerto lamentaba un magnate el peligro de los navegantes solitarios. De modo muy distinto asume Jesús nuestros peligros y miserias. Él pudo tomar nuestra naturaleza como habitante nuevo de Paraíso Terrenal; o pudo revestirse, sí, de nuestra carne, pero cubriendo su debilidad con la gloria y pompa que el mundo admira. No lo quiso. Cargó con nuestra enferma debilidad; tomó por vestido las pajas de un pesebre; por habitación un establo de animales y vagabundos.

¡ Bendita la Navidad!

Alaba, amigo, a Jesús en su indigencia. Se empobrece para repartir la abundancia de sus tesoros. Desciende para enseñarnos la humildad de las alturas. Se rebaja para hacernos crecer.

¡Bendita la Navidad!

Isaías, el Profeta, gritaba: "Escondeos; meteos debajo de la tierra; buscad las cuevas más profundas delante del rostro terrible de Dios." Pero David cantaba en sus salmos: "Tu clemencia nos sigue... y a quien en el Señor espera le envuelve su misericordia."

Cristo ha nacido. Alégrate. Déjate arrullar por la ternura de tu Dios hecho hombre. Estás sujeto a mil debilidades. Pero Jesús las ha tomado para transformarlas en fortaleza. Te asusta un futuro de dolor y problemas. Él se hace hombre para que tu miedo se desvanezca en la certeza de su amistad. Sigue sus pasos. Y ensancha el alma en la amistad a tu prójimo y en la misericordia hacia los marginados. Que "no tenemos un pontífice insensible a nuestros males". Y no hay quien se compadezca mejor de las desgracias ajenas que quien las ha sufrido en su propia carne.