En el ameno huerto deseado

Ambiente

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                  

     

Un amigo, fervoroso él, me escribía: "Caemos enseguida en la rutina de lo religioso y casi sin advertirlo, se meten en nosotros las ideas y ocupaciones que desde el fondo del alma rechazamos."

¡Cuánta razón tiene! Lo experimentamos de continuo. Y es preciso reaccionar. Permanecer con una tensión serena. Echar mano cada día de los grandes medios del sacrificio y de la oración, para conservarnos en forma.

Un ambiente se combate con otro. Crear grupos de amigos en la fe. Profundizar en esta amistad. Quitarnos la careta del respeto humano. Hablarnos con sinceridad de verdad. Somos adultos. Nos toca llevar encendida la antorcha de la fe, transmitida de nuestros mayores. Y para ello, animarnos dentro de la amistad espiritual. De estos encuentros regresaremos con fuerza; dispuestos a crear un mundo nuevo dentro de nuestro entorno.

Nos vamos a decidir. ¡Con santa audacia! ¿Por qué los hijos de las tinieblas han de ser más audaces que los hijos de la luz? Dios está con nosotros. Aunque sintamos el freno de la pereza, del miedo al dolor, no nos importará. Disponemos del resorte que todo lo consigue: la oración. Nos sentimos poderosos, porque somos capaces de todo "en Aquél que nos conforta".

Así unidos acabaremos por transformar el mundo que nos rodea, como los Apóstoles. No por nuestra fuerza, sino por la de Jesús que nos salvó.

Llenos de paz, en santa inquietud: nuestro ambiente será para Cristo.

Crearemos un nuevo ambiente.