Reflexiones desde la debilidad

Una Pascua distinta

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                  

     

En muchos pueblos de Navarra, hasta bien mediado el siglo XX, se llevaba la Comunión Pascual a los enfermos de una manera solemne: la feligresía entera colocaba adornos en ventanas y balcones. Los hombres de la villa se ataviaban con su ropa de fiesta, como en la mismísima procesión del Corpus, para acompañar al Santísimo por todas las calles. El párroco, revestido con los mejores ornamentos, caminaba bajo palio portando en sus manos la Eucaristía. Las campanas sonaban alegres durante todo el recorrido.

El tráfico y la creciente secularización han sido causa de la pérdida de esta costumbre tradicional.

Pascua y Eucaristía. Pascua de enfermos. Una pascua distinta, pero igualmente alegre y esperanzadora.

Para todos esta efemérides es causa de gozo íntimo, alegría ante la certeza de la futura resurrección. Nuestras dolencias nos recuerdan que estamos de paso en esta vida. Y eso mismo significa la pascua: PASO: el paso de Jesús por el mundo hacia la patria eterna, a través de su muerte y resurrección.

Si Cristo ha resucitado, es cierta nuestra fe. No tenemos derecho a mostrarnos tristes y enlutados quienes gozamos de una esperanza avalada por la certeza.

¡Cuánto hemos de pensar en el cielo! Tiene que ser algo maravilloso. Por algo nos decía San Pablo: "Sé que este hombre... fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede decir." (1)

Nuestra residencia definitiva no está aquí. Los aquejados por el dolor celebraremos la pascua de modo distinto; más real. Si hemos sufrido con Jesús, si estamos ahora padeciendo con Cristo, tendremos en cuenta que el dolor es parte de la pascua de Jesucristo, ¡y parte de nuestra pascua! En medio de los sinsabores de la vida se entrevé un océano de luz y gozo que inundará para siempre nuestros corazones.

¡Aleluya! Porque el Señor está más cerca. Si Santa Teresa se alegraba al escuchar las campanadas del reloj, porque la hora de ir a Dios se aproximaba, nosotros también gozamos en esta nueva Pascua de Resurrección. Las flores comienzan a brotar. ¡Esperanza e ilusión, porque Cristo nuestro Maestro y Guía nos ha precedido!

(1) 2ª Cor.12,3-4