Confidencias a un amigo sacerdote o religioso

Recordar tiempo mejores

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                  

     

Muchas veces pienso: voy a quitar este apego, este otro... Voy a hacer este pequeño sacrificio, este otro.. Y los hago. Pero siempre veo en mí más y más apegos, campo de mortificación más difícil.

Unas veces cumplo, otras me dejo llevar de la afición. ¡Si Dios nos diera el espíritu de abnegación como al padre Nieto...!

Quisiera llegar a cortar de raíz los apegos, las aficiones de pasatiempo. Como los santos que a nada se adherían sino a Dios. Ante lo demás, la indiferencia ignaciana. Para conseguir esta gracia hemos de pedirle como Nieto al Señor: "dame el don de abnegación."

¡Cuántas veces le doy vueltas a aquello de "deduc me in via aniqua", (llévame por los caminos antiguos). Según voy haciéndome mayor cada vez más miro a mis años de formación. Con muchos antiguos compañeros lo he comentado y les sucede lo mismo. Tal vez te suceda algo parecido.

Don José María, nuestro antiguo prefecto, me solía decir: "Esfuérzate. Cuando seas mayor, te lo encontrarás. Verás cómo nunca te arrepientes."

Y es verdad. Ahora me encuentro con aquel ánimo de entonces, pero con mayor paz y sosiego. El fervor se mantiene constante, a pesar de las dificultades y de la aridez. Mereció la pena realizar el esfuerzo de la juventud. No se trata de vivir de las rentas, sino de, con el mismo espíritu de entonces, seguir avanzando ahora. ¿No te parece?

¡Cuántas veces tú y yo hemos meditado aquello del salmo invitatorio: "Si hoy escucháis la voz de Dios, no endurezcáis vuestro corazón!" Vamos a decirle a Jesús: Atráenos, Señor, atráenos. Nos llamas mil veces cada día y unas veces nos hacemos el sordo, y otras lo estamos, porque nada escuchamos.

Debiera ser nuestra ilusión estar a solas con Dios todo el rato posible: nuestra fiesta, nuestro descanso, nuestro regocijo y verdadera re-creación.