No te dan la razón

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

En el seno de la familia, -pero no sólo- suele darse con frecuencia que alguno de los integrantes quiera imponer su opinión en los temas de conversación y pretende tener siempre la razón. Tal parece que el privilegio de no equivocarse le compete a uno y los demás se callan.  ¿A qué se debe este fenómeno? Por un lado subyace una actitud machista del que cree que el llevar dinero a la casa le otorga el privilegio de la infalibilidad. ¡Craso error! Pero existe otro motivo tal vez más sutil que el primero y no menos equivocado. Se trata del que halla su seguridad en los títulos universitarios y en los reconocimientos académicos para concluir que su formación intelectual le otorga el tener siempre la razón sobre los otros pobres ignorantes que no alcanzan su nivel, que no han viajado ni visto mundo. La soberbia intelectual es peligrosísima porque aísla a la persona. La sabiduría se adquiere escuchando a los otros y enriqueciéndose de ellos. El proceso de madurez inicia por pensar que siempre tienes la razón; luego te das cuenta de que hay veces en que te equivocas y concluye cuando eres consciente de que con mucha frecuencia, no tienes siempre la razón.