Ecuación incompleta

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Una de las lecciones fundamentales que todo marido debe aprender desde el momento en que juró sus votos matrimoniales ante el altar, y no olvidar hasta que la muerte los separe, es la de pensar que la felicidad de la esposa equivale a la siguiente ecuación: Fidelidad + Dinero = Esposa contenta. Resulta que no es así.

El marido se esmera por ser fiel, por llevar dinero al hogar y se encuentra con que no es capaz de hacer feliz a su mujer. (Aunque para los tiempos que corren aunque sea con esto más de una saltaría de alegría)

-¡¿Quién entiende a las mujeres. No valoran el sacrificio que uno realiza por procurar que nada falte en la casa-?!  El problema está en saber que a la ecuación le faltan términos. Ciertamente la fidelidad y la seguridad económica son importantísimas, pero no lo son todo. Faltan elementos esenciales igualmente importantes como son: la comunicación, la ternura, el cuidado que diariamente se tienen que dispensar, la convivencia, el respeto, los momentos de intimidad. Todo esto puede parecer cursi, pero es lo que hace que la relación de pareja funcione en armonía. Si no, pregúntale a tu mujer.