Los geriátricos

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Una señora que se dedica a llevar la comunión a los ancianos me decía que los ancianos más miserables son los que viven en los geriátricos de ricos, porque están sumamente solos. En los hogares normales nunca faltan visitas, personas que les llevan comida, ropa y compañía, pero la gente no frecuenta los geriátricos de ricos y a pesar de tener a cuantas enfermeras necesiten, viven en terrible soledad. A los ancianos les debemos lo que somos. Ellos empeñaron sus años jóvenes para darnos vida y futuro, pero el tiempo pasa y con él las fuerzas y la salud. Los viejitos lejos de desesperarnos nos deben mover a compasión, pues son mendigos de cariño. Cuando los papás envejecen los papeles entre padres e hijos se invierten y los papás se vuelven como adolescentes que les gusta hacer travesuras. Esto es importante saberlo porque de lo contrario sufre mucho la familia. Si te fijas bien, el hijo que cuida de sus padres ancianos son los eternamente reprendidos. Pero cuando llega el hijo que casi nunca los visita, entonces se desviven en atenciones y esto puede producir mucho dolor en quien cuida de ellos. La clave es saberlos ver como niños, no ya como los padres maduros y recios que un día fueron.