La fuerza de la atracción

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

“Sacarlo de la cama los domingo por la mañana, hacerlo que se rasure, sacudirle la pereza para que colabore en la casa, pues no era capaz de acercarse a recoger el periódico. Todo esto resultaba una odisea con mi hijo, hasta el día en que se enamoró de una chica que lo trae a raya”.  Esto es lo que me comentaba una señora muy oronda de su nuera.  Daba infinitas gracias a Dios por tener una nuera como Dios manda, es decir, que se sabe dar a respetar y sabe poner en su sitio al angelito de su hijo. Lo que no pudieron lograr los ruegos de la madre, lo alcanzó con sorprendente rapidez la fuerza del amor. Ya no me extiendo en otros aspectos en los que el amor había hecho cambiar a nuestro personaje, pero el lector ya podrá adivinar que mejoró en las notas de universidad, en su arreglo personal, en la responsabilidad. ¡Qué maravilloso es el amor! El amor es la única fuerza capaz de transformar la obligación en atracción.  Logra el milagro de hacer lo pesado, llevadero; lo tedioso, atractivo;  lo pequeño lo transforma en algo grande y se vale de los detalles para expresar los sentimientos más íntimos del corazón. Sólo el amor tiene alas y vuela.