Los grandes hombres

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Desde el deceso del P. Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y del Regnum Christi, muchas notas han corrido por los medios. Me entristece encontrarme con gente que habla mal de su persona sin haberlo conocido. Por eso he querido escribir mi carta, como sólo lo puede hacer un hijo con respecto a su padre. Del conversar, reír, trabajar y sufrir directamente con él es como los legionarios hemos encarnado los grandes ideales que un día Dios inspiró al joven Marcial: un amor personal y apasionado por Cristo y por su Iglesia, el servicio real a los necesitados y la consciencia del valor que tiene una sola alma de cara a la eternidad. Él cambió el mundo como sólo los santos saben hacerlo. Ahora somos 800 sacerdotes que llevamos su espiritualidad en la sangre escrita, junto con miles de seglares del Regnum Christi.

Y si en algún momento alguno se pregunta por qué fue tan perseguido, pienso que Mons. Fulton Sheen lo explica con una brillante comparación: “Las grandes almas son como las montañas gigantescas; siempre atraen las tormentas. Sobre sus cuerpos rompen los truenos y relámpagos de los hombres malvados para quienes la pureza y la bondad son un reproche”.