¿Posesión o pertenencia?

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

No fueron los gritos que Carlos le propinó a su esposa  lo que tensó el ambiente, sino la reacción de la mujer cuando un valiente entrometido intentó defenderla. – No te  metas que soy su esposa- le gruñó la mujer furiosa al verse ofendida. El caballero aquél se quedó pálido como la cera. ¿En qué modo una persona pertenece a otra? Ciertamente ningún hombre puede pertenecer a otro como lo podría ser un objeto. Los hijos no son propiedad de los padres, los pueblos no son propiedad de los gobernantes, los esposos no son propiedad uno del otro como para tratarse a su antojo. Entonces, ¿porque decimos que María es hija de Pedro o que Juan es esposo de Martha? Lo son, pero no en sentido de posesión, sino de pertenencia.   Lo que se posee se puede usar  para beneficio propio y cuando ya no te sirve, lo desechas.  La pertenencia nace del amor que es un vínculo moral mucho más profundo.  Nace del respeto y del reconocimiento de la dignidad del otro. Nace de la responsabilidad y del compromiso que adquiero ante la otra persona.  Por este motivo los padres son ante todo formadores y los esposos apoyo y consuelo para la vida, no sacos de box o depósito de amarguras.