“ Volver a casa”

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

“Ya me voy. ¡Vuelvo a casa!” Me llevo unas manos vacías, pero un corazón lleno de esperanza. Algo así debió de pensar la pequeña Lucía, el bebé que sólo vivió un día.
Paseaba por el cementerio. De repente me detuve ante la tumba de este bebé que había vivido en la tierra escasas horas. Los médicos hicieron todo lo posible... su vida duró un día. Luci llegó a sentir como todos los demás nacidos. Por momentos vio la luz. Ya no era una extraña en el mundo. Se había convertido en alguien con nombre y apellido, pero sus deditos no pudieron acariciar un osito de peluche. Proseguí mi paseo por las avenidas. Me preguntaba ¿qué sentido tiene una existencia tan breve? Luci, sé que me escuchas, tu vida y esas veinticuatro horas fueron muy valiosas. Me has enseñado que “morir sólo es morir, morir se acaba; morir es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se deseaba. Dejar de llorar y hacer preguntas. Ver al amor sin enigmas ni espejos. Descansar de vivir en la amargura” como decía José Luis Martín. Comprendí que la vida es una moneda y que sólo vale cuando se “gasta” por los demás. Que lo único importante es “invertir” cada segundo, cada hora en algo constructivo para los demás.