Véanme

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

La moda pasó de moda. Estos tiempos son muy difíciles de catalogar por el pulular de innovaciones que salen todos los días al mercado: pantalones de todo tipo: rotos y muy costosos, desteñidos que valen mucha plata, ajustados, acampanados, sueltos, de colores... esto de vestir se ha convertido en una manía que no deja en paz las mentes de los jóvenes. Esto me recuerda al escritor griego Plutarco, que en su obra “Vidas Paralelas” cuenta la historia de un hombre llamado Alciabíades, varón que vivía obsesionado por la necesidad de popularidad, de llamar la atención, de ser visto por el pueblo. Quería a toda costa que la gente lo mirase a él. Al darse cuenta de que el público comenzaba a perder interés por su persona y sus cosas ¿Qué fue lo que hizo? Tenía un perro precioso que le había costado la suma de 70 minas, pues le cortó la cola y de esta forma Atenas tuvo ocasión de hablar de Alcibíades, de su riqueza y de sus costosas originalidades. De todo se vale con tal de llamar la atención y presentarse como original. No obstante, lo que llama la atención de las personas es la belleza del alma, no la de su cuerpo. Cautiva más una sonrisa franca que un estrambótico peinado; ennoblece más el ser agradecidos que llevar un pendiente de labios o de oídos; dignifica más la cortesía, los buenos modales, la finura en el trato, que el más extravagante de los atuendos.