Tiempos modernos

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Que los tiempos cambian, no existe la menor duda, basta echar un vistazo a los niños hablando por celular, manejando las computadoras y jugando play station. Y la mujer no se ha librado de estos cambios, ya que pensarla ahora tallando las perolas todo el día resulta francamente difícil. Sobre todo porque una gran mayoría alcanza estudios universitarios y se vive en casas o pisos pequeños, muy distintos a las casonas que habitaron nuestras abuelas. En ellas abundaba el jardín, la casa tenía innumerables habitaciones y contaban con una nutrida servidumbre bajo su mando. Pero eso ya pasó. Que trabajen las mujeres está bien, sobre todo cuando se trata de medios tiempos que les permitan consagrar la tarde a los cuidados de los hijos y de la casa. No obstante, esto que nada tiene de malo esconde un gran peligro. Y es que la mujer al verse ganando su propio dinero, gozando de autonomía, independencia y realizando sus propios proyectos, le venga la tentación de librarse del marido cuando surjan los problemas. La mujer moderna que cae en esta trampa, terminará divorciada seguramente. Recuerden las mujeres modernas el consejo de la anciana: “Qué desastre es Miguel, pero qué hacemos sin él”.