¡Qué orgulloso me siento!

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

En días pasados vino a verme un amigo y me comentó algo que quiero compartir. Se trata de la alegría y el santo orgullo de poseer tres regalos por pertenecer a la Iglesia Católica. Ninguna otra religión los tiene. Primero, la presencia de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, en la Eucaristía. Este milagro y misterio lo poseo yo por el hecho de ser católico. Ninguna otra iglesia, ninguna otra religión lo tiene. Puedo verlo y tocarlo con la fe, hablar con Él, visitarlo, recibirlo, adorarlo en su presencia substancial bajo las especies sacramentales. Segundo, tengo una madre en el cielo, la mujer más bella, la llena de gracia es mi Madre, no estoy solo, camino en esta vida de la mano de una tierna y cariñosa madre. Disfruto de su amor maternal, me da una gran seguridad en mi vida cristiana y humana y la ternura con que me anima a ser fiel discípulo de Cristo es inefable. Esto lo tengo por ser católico. El tercer regalo es la guía de Pedro, que ahora se llama Benedicto XVI y antes Juan Pablo II. Donde está Pedro está la Iglesia de Jesucristo. Este regalo tan grande me une a Cristo y me da la garantía de la pureza de la fe. ¡Lo tengo por ser católico! Ahora que hay tanto de donde escoger en el supermercado religioso ¿A quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de Vida Eterna.