Picando piedras

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Se dice que un cierto día un gentil caballero salió a pasear. Mientras andaba por la silenciosas calles de su ciudad se encontró con dos picapedreros. Se acercó al primero, un hombre con una cara llena de arrugas y de cansancio, y le preguntó -¿qué estás haciendo?- El picapedrero malhumorado lo mira y responde con voz cortante –Picando piedras- Caminado un poco más hacia la obra le pregunta lo mismo al segundo que, absorto, parecía musitar una oración. El picapedrero dejando el pico en el suelo le responde –estoy construyendo una catedral-.
Creo que esta anécdota nos puede ayudar a ver siempre el lado positivo de las cosas. Es innegable que todos estamos sujetos a la ley común del trabajo, de la lucha y del esfuerzo, pero ¡qué hermosa se vuelve la vida para aquellos hombres y mujeres que saben darle un sentido trascendente a su sufrimiento! Estas son las personas que no se paran a pensar en cuánto les cuesta su trabajo, sus estudios, sus responsabilidades; sino que piensan en el inmenso bien que pueden hacer a los demás con su esfuerzo. El presidente Ronald Rehagan solía decir –los héroes no se han acabado, si ustedes no los ven es que no saben mirar. Yo me los encuentro cada día detrás de un mostrador, manejando un taxi, etc-.