Os declaro, marido y… marido

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Los que defienden las uniones entre homosexuales lo hacen de mala forma y manera. De mala forma porque lo hacen atacando a la Iglesia católica como si ella fuera la creadora del modelo humano de pareja. ¡Relájense! La humanidad lleva más de dos millones de años sobre la tierra y la Iglesia sólo dos mil. Y desde el principio Dios creó a Adán y Eva, no a Adán y a Ernesto. La unión del hombre y la mujer no es cuestión de fe o creencias, sino de simple naturaleza. Además ¿quiénes son los que atienden y cuidan a los homosexuales enfermos de sida? Son las miles de religiosas y monjas, las miles de Teresas de Calcuta que consumen su vida ayudando al que sufre, por amor a Dios. Y de mala manera porque no se puede legislar contra la naturaleza. Los homosexuales tienen derecho a que se les respete en su persona, pero no tienen derecho a apropiarse de algo que no les corresponde. Un señor trataba de justificar las uniones gay argumentando que simplemente se han ampliado los derechos, pero se le olvida que un derecho es algo que conviene, es bueno y perfecciona al sujeto que lo exige, por esta razón estas uniones no constituyen ningún derecho.