Mi vida por la tuya

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Al inicio de la película de Steven Spielberg, “Salvar al soldado Ryan”, aparece James Rayan en un cementerio visitando las tumbas de aquellos ocho soldados que dieron la vida por salvarlo. En ese momento le ruega a su esposa que le diga, que le repita que su vida ha tenido sentido, que su vida ha valido la pena, que no en balde murieron esos hombres por él. Sobre la conciencia de Ryan pesaba una gran responsabilidad, la de enaltecer y glorificar a aquellos que trocaron sus vidas por la suya. Pues bien, cada uno de nosotros debería experimentar ese mismo estupor, ya que también por ti hubo otros que sacrificaron su vida. Pienso ante todo en nuestros padres, aunque no de golpe, sí la entregaron a fuego lento en el morir de cada día. ¡Cuánto tiempo nos dedicaron por hacernos personas útiles a la sociedad! Nos dieron alimentación, vestido y educación. Pienso en los profesores que nos han formado en las aulas de clase. Motivación, consejos, advertencias y uno que otro merecido castigo. Tanto sacrificio ¿en qué ha venido a parar? Y por si no bastara, piensa también en el Nazareno. Su muerte en una cruz me enseña el valor de mi alma.