Me olvidé de vivir

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

La madre Teresa de Calcuta decía que la felicidad no es un puerto a donde llegar, sino una trayectoria que recorrer. Ahora que tenemos el verano por delante con la ilusión de pasar unos días de descanso, salimos en búsqueda de encontrar momentos felices que posiblemente no llegarán si no sabemos ser felices en lo ordinario, en cada momento de la vida, con las personas que generalmente te rodean. De alguna manera esto mismo lo expresaba hace años Julio Iglesias en aquella hermosa canción: “Me olvidé de vivir”. –De tanto correr por la vida sin freno, me olvidé que la vida se vive un momento. De tanto querer ser en todo el primero, me olvidé de vivir los detalles pequeños. De tanto jugar con quien yo más quería, perdí lo mejor que tenía-. El más feliz no es el que tiene lo mejor de todo, sino el que sabe sacar lo mejor de todo lo que se cruza en su camino. ¡Cómo se engañan los hombres buscando su felicidad en el placer, en el poder y en el dinero! El secreto de la felicidad está en el saber vivir amando. La alegría del amor, va más allá del dolor físico, de la honra, del sufrimiento e incluso de la propia vida. Hay que saber ser un enamorado de la vida, un avaro que le roba a la vida lo mejor del momento.