Los miserables

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Efectivamente, es el mismo título del libro que inmortalizó a Victor Hugo como uno de los genios de la literatura universal. Los personajes de su obra condensan los extremos de bondad o de miseria al que puede llegar una persona. Si nos fijamos, por ejemplo, en Fautina, aquella niña virginal, hermosa y buena, que por un revés del destino se queda sola en la vida con una hija en brazos a quien no puede mantener y a la que se ve forzada a dejar en préstamo con una familia que le prometió cuidar a cambio de una buena paga. Cinco años pasó trabajando por obtener el dinero que le pedían los padrastros por la alimentación de la infeliz. Cinco años en los que tuvo que vender lo que más apreciaba de sí misma, sus dorados cabellos y sus blancos dientes, antes de ofrecerse a sí misma. Fautina murió de tos, tuberculosa, sin haber logrado ver jamás a su hija, pero la bondad de su alma, de su corazón, jamás se empañó a pesar de todo lo que tuvo que sufrir. En contraste estaban los afortunados, los poderosos representados en Javert, el policía, cuyo corazón era tan malo, tan cruel, tan mezquino, que su alma había muerto muchos antes que su cuerpo. Si alguna coincidencia encuentra esta obra con la vida, ¿Quiénes serían en realidad los miserables?