Le robaron el corazón

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

¡Qué muchachos! Realmente se merecen un aplauso. Gracias a ellos se puede confiar en un mundo mejor, en una civilización del amor. Con frecuencia se usan tonos severos al hablar de la juventud de hoy, pero me parece injusto. “La juventud no es sólo un período determinado de años, sino que es el tiempo concedido por Dios para dar respuesta a los interrogantes fundamentales de la existencia, así como para trazar un plan concreto de vida. Tenemos necesidad del entusiasmo, la alegría, el optimismo de los jóvenes”. ¿Quién crees que habla así? Ni más ni menos que el Papa Juan Pablo II. ¿Quién mejor que él conoce a los jóvenes? Los ha encontrado en Chile, en Denver, en Manila. Sintoniza perfectamente con ellos y ellos con él. Le robaron el corazón porque se presentan como la belleza, la fuerza, el ideal, la esperanza de la sociedad. Cada jornada de la juventud es un reclamo para los otros jóvenes, los jóvenes-viejos, los superficiales, los privados de horizontes. ¿En dónde estriba la diferencia? En que unos han encontrado una razón para luchar, un ideal por el cual vivir, una fuerza para amar y una luz en qué creer. Ojalá que jamás se apaguen estos corazones.