La vida es bella

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Me tocó hace poco seguir un debate sobre el aborto en su proceso de despenalización cada vez más atrevido. En la tertulia argumentaron con vehemencia liberales, médicos y abogados entre otros. Al final cedieron la palabra a la una sencilla ama de casa que simplemente se dirigió a los que estaban a favor del aborto con estas palabras: “Yo no soy persona instruida como todos los presentes, pero lo único que puedo decirles es que me dan lástima, sobre todo las jóvenes, porque aún antes de engendrar un hijo en su vientre, ya lo están matando. Yo soy madre de tres niños que son unos ángeles. Son mi único gran tesoro y son el motivo por el cual puedo afirmar que la vida es bella. En ellos descubro la presencia de Dios”. Resulta aberrante la insistencia por despenalizar el aborto. Los argumentos sofísticos parecen una copia genuina de los de hace 25 años: los derechos a la vida de la mujer, a la salud, al libre desarrollo de la personalidad, la libertad de reproducción. Es curioso un hecho. Se trata mucho el tema de los derechos de la mujer, pero qué poco se habla de las centenares de situaciones tan penosas en la que una mujer se encuentra después de haber abortado. Los problemas sicológicos y estados de profundo remordimiento es el fruto común del aborto. ¿Por qué no hablarán de eso?