Felizmente pobre

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

“Recuerda hija, que cuando te casas, pasas a ser de rico a pobre”. Este era el consejo que un papá le daba a su hija antes del matrimonio. Y la verdad que tiene toda la razón, ya que mientras se vive con los padres, ellos son los responsables de nuestro bienestar por más que el hijo ayude en los gastos del hogar, Pero cuando te casas, comienzas a forjar tu propio patrimonio para el futuro. Ahorrar para comprar tu propia casa, ahorrar para montar tu propio negocio, ahorrar para darle lo mejor a los hijos. No será sino después de veinte años que se comienza a disfrutar de lo trabajado. Sin embargo, ¡Qué bueno que se sufran los ajustes del matrimonio! Porque ellos no hacen sino anudar aún más fuerte a los cónyuges. El programar el gasto mensual, el apartar para la renta, el esperar para comprar algo para la casa, ayuda a descubrir que lo realmente valioso es el esfuerzo en común. El tener con quién ir labrando el futuro. Saber que no caminas solo, sino que hay otro que comparte tu misma suerte, tus sueños, tus ilusiones. Eso es el amor. Así que le paso al costo a los casados este consejo para que no desesperen cuando el presupuesto les apriete.