Fe o razón

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Comentando el artículo de la semana pasada “Huellas en el cielo” un lector me mandó un mensaje diciendo que él solo creía en lo que veía, en las cosas que palpaba con sus manos, en los acontecimientos... y que la fe fue superada hace varios siglos.
Yo le agradecí y pensé: esta persona cree únicamente en lo que ve, pero la realidad es precisamente al revés: yo creo en aquello que no veo, porque para creer en lo que se ve, no se necesita fe, sino abrir los ojos. Y seguí pensando: ¿acaso no superan en número la realidades en las que creemos, que las que vemos? Creo en que mi mamá es realmente mi mamá, aunque no recuerdo el día en que nací; creo en el amor de mi esposa, aunque no lo puedo comprobar; creo en la amistad de mis amigos, creo en la libertad de los hombres, creo en el valor de mi patria, creo que Japón existe, aunque nunca he estado allí; creo que Miguel Ángel esculpió la Pieta, aunque nunca lo he saludado, etc. etc. Si es cierto todo esto, ¿por qué no creer que las estrellas son una huella de Dios? Si Dios no existe, ¿qué demonios estamos nosotros haciendo en la vida? El hombre necesita certezas absolutas para no sucumbir en el absurdo. Al menos, eso creo.