Eso que todos quieren

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Creo que la tónica general del año que aún estamos comenzando ha sido las innumerables manifestaciones de paz que se han producido desde los más variados escenarios políticos, económicos y religiosos. El mismo Papa Juan Pablo II inauguró el año con un mensaje de paz para todo el mundo el pasado 1° de enero. Me pregunto si no se deberá a que se perciben inminentes aires de guerra en el panorama internacional. Dios quiera que no. A este punto ¿cómo podemos contribuir nosotros a la paz? La paz en un sentido se puede entender como la ausencia de guerra, de conflictos o de problemas y como a nadie que sea normal le gusta vivir de este modo, se desea la paz. En otro sentido la paz es el resultado del orden que guardan las cosas según su propio modo de ser. Cuando todos cumplen con su deber y todo funciona como se espera que lo haga, se produce la paz. En otro sentido, tal vez más espiritual, la paz es el resultado de la plenitud del alma, del estar colmados de Dios. Otra acepción de paz la podría ofrecer la propia realización personal en el ámbito humano, el jugar un rol social que me permite darme cuenta que sirvo para alguien y para algo. En resumen, la verdad, la justicia, el amor y la libertad, son los canales por donde podemos conquistar eso que todos queremos: la paz.