En vida hijo, en vida.

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

¿Por qué será que nadie es profeta en su tierra? La novedad es algo que cautiva los sentidos y le imprime a las personas o a las cosas un halo de grandeza que desafortunadamente han perdido los de la casa. Lo que se escucha en la TV debe ser verdad, lo que dice mi esposa seguramente es un chisme. Si algo viene del extranjero es de calidad, si es nacional seguro que va a fallar. Nadie es profeta porque el idealizar es una tendencia natural de los hombres, sobre todo aquello que no se conoce, porque de lo que se posee, se critica severamente. Si yo tuviera tal trabajo, si yo me hubiera casado con tal otro, si a mí me hubiera sucedido esto otro... y la vida se nos va en sueños inconsistentes que no nos permiten valorar lo que realmente tenemos. Como le reclamaba una madre a sus hijos: “en vida hijos, en vida”. Porque de nada valen los halagos, las atenciones y los reconocimientos después de muerta. “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido”. Hoy es tiempo de valorar a tus amigos, tu país, tus padres, tu trabajo. Si me permiten, yo haría una precisación a la sentencia: “Nadie es profeta en tierra de perdedores”, porque la luz de uno deja en claro la mediocridad de los otros. Hay que ser magnánimo de corazón para valorar lo que se tiene.