"El picapredero"

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Hoy les voy a referir un cuento: “Había una vez un picapedrero que se sentía triste porque pensaba que Dios se había equivocado al crear un hombre tan miserable. De pronto, se le apareció Dios y le dijo: si no estás contento con lo que eres, dime qué es lo que te gustaría ser. El picapedrero contestó que le gustaría brillar como el sol que le fatigaba tanto cuando trabajaba. Dios se lo concedió, pero el sol vio que cuando se le ponía una nube delante, sus rayos quedaban neutralizados. Por eso le pidió a Dios convertirse en una nube; Dios se lo concedió. La nube se dio cuenta de que no era sino una cuantas gotas de agua que irían a perderse en la inmensidad del mar. Así que le pidió convertirse en mar y Dios se lo concedió. Siendo mar le encantaba chocar contra los acantilados, pero por más esfuerzo y energía que ponía no lograba romper las piedras, por lo tanto, quiso convertirse en piedra y se le concedió; pero un buen día apareció por allí un pobre picapedrero, se acercó a una piedra muy próxima a él y en cuestión de minutos la redujo a polvo. Entonces se arrepintió y pidió a Dios convertirse en lo que era antes: un picapedrero”. La moraleja salta a la vista, no existe un oficio, por pequeño que sea, que no esconda un arsenal de oportunidades, lo importante es saberlas descubrir.