El 6 a las 6 pm

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

No es el título de una película ni un juego de números. Es el día y la hora en que estaremos todos conmemorando la pasión del Nazareno, del Dios-Hombre que dividió la historia de la humanidad en un antes y un después. ¡Viernes de pasión, un juicio inicuo. Y la salvación del hombre, condenada! Como cada año la tierra se vestirá de luto y la creación entera, siempre atenta, será la primera en llorar la muerte del inocente Cordero. Dice el evangelio que el sol dejó de brillar y una densa niebla envolvió toda la tierra. Nunca la tierra tuvo tan dentro de sus entrañas al Sol Invicto. La tierra gimió la muerte de su Creador y sus gemidos tenían la fuerza del terremoto. Las nubes, como cada año, empaparán la tierra con su llanto. Y nuevamente una cueva, la misma que nos entregó al Redentor, lo recibirá en su seno, “porque vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron”. El divino rostro, no tiene ya figura humana. Esas manos benditas que dieron a tantos de comer, que no se cansaron de bendecir, yacen taladradas. La mirada que sedujo a tantos pecadores, que conquistó a tantos corazones ya no brilla. ¡Qué profunda soledad! Viernes de pasión, un juicio inicuo. Y la salvación del hombre, consumada.

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