Duc in altum

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Estamos celebrando el aniversario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón, aquél lejano 12 de octubre de 1492 y esta es ocasión para deleitarnos con los versos del poeta: “Para cruzar los siete mares, hay que embarcarse en la nave de la fe. En esa nave se embarcó el gran Colón y descubrió un nuevo mundo. Y si ese mundo no hubiese existido, tan solo bastaba la fe de aquel hombre, para que Dios, en su inmensa grandeza, la hubiese creado”. La fe mueve montañas y vale más que la vida misma. He querido recordar estos versos porque en la vida necesitamos remar mar adentro, no se puede vivir atado al muelle de nuestro egoísmo. El tener un ideal por el cual vivir, el entregar la vida, el apostar nuestra existencia, en definitiva, el amar es la vocación de todo hombre. Cuando se ama de verdad, la vida toma otro sentido y otro sabor. Pero por desgracia hay muy pocas personas que quieren tomar ese reto, ese desafío. Se prefiere vivir atado a las propias seguridades y buscar con frenesí todo tipo de placeres. Hoy impera la cultura del sentir, -siento, luego existo-. El imperativo moral ya nada importa para muchos y así la vida pasa, pasa, pasa de manera aburrida, dejando otros mundos por descubrir.