Don Satanás

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Son muchas las representaciones cómicas que del diablo se han hecho.
-Tenga fe en Dios y no se desespere-, le decía Cantinflas en una de sus películas al diablo cuando éste se lamentaba de la disminución de almas en el infierno. Alejandro Casona en su obra, la barca sin pescador, también ironiza a un diablo que no fuma porque le causa irritación el humo. El Lucifer de Alejandro Dumas es romántico, un ser que también es capaz de hacer el bien de vez en cuando. No en balde se esmeró por revestir de seductora tentación todos los vicios. ¿Quién inventó, si no, el poder, la avaricia, el juego y los negocios? Lo que pasa es que los hombres son ingratos con el demonio, aunque la ingratitud también la inventó él. El Papa Pablo VI decía que el mayor éxito del diablo fue haber hecho creer a los hombres que no existía. Tal vez haya muchos que no creen en el demonio, pero el demonio sí cree en ellos. Esto último es lo que importa.