Cultura Desechable

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Es admirable darse una vuelta por los grandes supermercado y constatar la gran cantidad de productos catalogados como desechables. Existen platos y cubiertos desechables, pañales desechables, toallas, servilletas, bolígrafos, zapatillas, guantes, cartuchos desechables. No se quedan a la zaga los productos que llevan el título de “úsese y tírese”. Total, que estamos imbuidos en el mundo de lo que no perdura, y esto nos hace preguntarnos sobre qué cosas son las que tienen un valor perenne, si todo se deprecia, si todo se recicla. Es fácil que inconscientemente apliquemos el mismo criterio utilitarista a realidades de nuestra vida que no pueden ser tomadas bajo el mismo criterio como sucede con la amistad, el amor, el noviazgo, el matrimonio, la familia, la fidelidad a la palabra dada, la profesión o la propia vocación. Hay realidades en la vida que no se negocian, que no pueden botarse al cesto de la basura cuando veo que no satisface mis necesidades. Realidades que no caducan. ¡Qué hermoso es recordar la letra de aquella canción del grupo Mocedades: “Te hice una promesa de amor, un día 10 de mayo... pasaron 30 años de amor, y aún te sigo amando...”. Lo que realmente vale, no pasa, se conserva para siempre.