Concurso de belleza

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

En Estados Unidos, hace unos años se vendió millón y medio de un libro publicado con el título: "Por qué tengo miedo de decirte quién soy". Y la respuesta que daba el autor era que tenemos miedo de decir quién soy, porque tengo miedo de que no te guste. Y de aquí nace la tragedia, de que no soy lo que en realidad soy. La tesis del libro se verifica en el día a día cuando constatamos los enormes esfuerzos físicos y económicos que hacen los jóvenes por arreglarse el cuerpo, sobre todo las chicas. Aunque también lo vemos en las personas adultas que no se resigna en aceptar el paso de los años. Se nos olvida que la belleza verdadera está en las virtudes adquiridas, no en los bíceps; en la sonrisa franca y sincera, no en la cadera; en la bondad y magnanimidad de corazón, no en los estiramientos faciales; que vale más una amistad fiel e incondicional de un buen amigo, que la nariz más respingada del mercado. Lo auténtico perdura, mientras que lo artificial pasa y caduca más pronto de lo que uno se imagina. ¿Qué puede haber más hermoso que la mirada de un niño? Ni el mejor paisaje del mundo le gana en belleza. ¿Te das cuenta que la belleza del alma es la más excelsa?