Carta al Rey Mago Gaspar (II)

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

¡Hola, Gaspar! Al saber que tú eres el del incienso, de repente me he sentido importante. Tú sabes que en la actualidad el incienso acompaña a los grandes estadistas, a los artistas famosos, a los futbolistas estrella, a los dueños de las multinacionales, a los ricos y poderosos… así que al enterarme de que tú eres el del incienso, he pensado que debes ser alguien grande. Y el saludarte con un “hola” tan familiar, como que se le pega a uno algo del humillo, del incienso que lleva el otro. ¿Quién será este que saluda así a alguien tan importante? Ciertamente tienes motivos para llevar incienso, pues eres un rey. Lo que me parece extraño es que no se te haya subido el incienso a la cabeza. Hoy a otros, con mucho menos, ya les ha puesto bastante tontos. Pero tú Gaspar no eres de esos, pues no dejaste que te despidieran con reverencias y honores cuando emprendiste la marcha hacia Belén. No permitiste el asalto de una cámara de televisión o tu imagen en primera plana en la prensa internacional. Eres grande porque sabes que el incienso sólo se le ofrece al Niño Dios. Por eso tú no te quedaste con nada de incienso. Gracias Gaspar por la lección de humildad que nos has regalado.