Año nuevo, vida nueva

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Don Julián María, filósofo español, en varias de sus conferencias le he oído decir que el hombre es como un vector. Un vector es un segmento de recta orientado hacia una dirección. Es un segmento que continuamente busca capturar su futuro, y tanto es así, que todos los hombre nos proyectamos continuamente hacia lo que viene, hacia nuevas actividades y no podemos dejar de proyectarnos. Por ejemplo, usted, querido lector, está deseando terminar de leer este artículo para comenzar otra nueva actividad. Esta proyección nos hace valorar más el futuro, en ciertas ocasiones, que el presente que tenemos entre las manos. Considero que esta concepción de Julián Marías nos puede ayudar en estos momentos de final de año, porque aunque la vida del hombre es lineal: fuimos concebidos, nacimos, crecemos, maduramos y envejecemos, sin embargo Dios dispuso de pausas naturales para hacernos reflexionar de manera periódica en el rumbo que le vamos dando a nuestra vida. Estas pausas las podemos llamar fin de año, graduaciones, aniversarios, propósitos, votos, promesas, etc. Qué bueno sería revisar la trayectoria de nuestra vida antes de que suenen las doce campanadas del año viejo, para formular nuevos propósitos y no perder la dirección de una vida honesta, feliz y fecunda.