Adviento

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Una señora le decía a su marido: “tú serás el muerto más sano del cementerio, cariño”. El interesado se cuidaba en exceso la salud y por eso no usaba celular porque le daban miedo las ondas, no usaba reloj porque afectaba el ritmo cardiaco, etc. pero de cualquier modo, se tendrá que morir, como murió mi abuelo, el hombre más sano que jamás haya conocido. Se murió de viejo, porque se tenía que morir y basta. Pero hasta que no le llegó su hora, seguía comiendo y disfrutando de la vida como un muchacho. El adviento tiene un aire de alegría inmensa porque anuncia la navidad, pero al mismo tiempo tiene un poco de melancolía porque se termina otro año. El adviento, tiempo de preparación para el encuentro con el Niño Jesús, es reflejo perfecto de nuestra vida, camino definitivo hacia la eternidad. Algunos se aferran a esta vida como si jamás hubieran de partir. Otros se proclaman revolucionarios, olvidándose de que la auténtica revolución proviene de los santos y que conste que no lo digo yo sino Platón en el Fedón. No son las ideologías las que salvan al hombre, sino la conversión hacia Dios nuestro creador que es la verdad, el bien y la justicia. Adviento es camino de purificación, pues al cielo se llega ligero de equipaje, sobre todo del mundo y de sus vanidades.