¡Qué bueno!

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

iHace mucho tiempo, había un rey que tenía un maravilloso paje, pero con un solo defecto: a todo lo que le ocurría al rey el paje siempre añadía: “¡Qué bueno!”. Esta actitud ponía a su realeza fuera de quicio. Un buen día, en una batalla el rey tuvo la desgracia de perder un dedo y cuando se lo contó al paje, éste le contestó: ¡Qué bueno! El rey enfurecido mandó arrojarlo fuera creyendo que se trataba de una ofensa. El tiempo pasó y en otra de las batallas el rey fue hecho prisionero por sus terribles enemigos. Cuando se disponían a ofrecerlo en sacrificio, se dieron cuenta de que le faltaba un dedo y esto lo hacía inepto para el sacrificio. Por esta razón únicamente le dieron una soberana paliza. De regreso al palacio comenzó a buscar a su antiguo paje para preguntarle cómo sabía que por la falta de un dedo salvaría su vida. El fiel mozuelo cuando supo lo ocurrido añadió:“¡Qué bueno!” - ¿Por qué dices eso? Gritó el rey airado. -“Qué bueno que me despidió, porque estando a su lado, mis diez dedos me habrían convertido en la víctima más apropiada”.
La vida de este paje nos enseña que “no hay mal que por bien no venga” y que en ocasiones los momentos más difíciles en la vida son los que más beneficios dejan para el alma aunque de momento no los entendamos.