Pascua: el gran reto cristiano

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín


Un cristiano no debería dejar de participar con los demás hermanos cristianos en la eucaristía y dejar que su corazón se desborde de agradecimiento por las maravillas que ha hecho Dios: "Este es el día en que actuó el Señor". 

Todo en la vida es cuestión de tiempo y paciencia. También, cómo no, el llegar a comprender y valorar lo que es y significa la Pascua en la existencia de un cristiano. No es exagerado afirmar que, dado el ambiente secularizado en que vivimos, para una gran mayoría del pueblo de Dios, el acontecimiento más grande de nuestra fe, todavía no ha calado suficientemente en ellos. 

Quizás, sea problema de información o despreocupación por parte de los pastores o de ignorancia de la gran masa de los bautizados. El caso es, que estamos todos, aún, muy lejos de valorar, celebrar y vivir -como quiere nuestra madre la Iglesia- lo que es y debe ser la Pascua de Resurrección. Para muchos bautizados, incluso, llega a pasar casi desapercibida la fiesta más grande del calendario de la Iglesia. Si se les preguntase en una encuesta a pié de calle, cuál creen ellos ser la fiesta más grande de los cristianos, las respuestas serían de lo más reveladoras . Muchos, por el gran despliegue de la propaganda comercial, dirían que es la Navidad. 

No pocos apuntarían que el domingo de Ramos o la Semana Santa .Otros, la fiesta del Corpus, de la patrona de su pueblo o ciudad o cualquier fiesta de la Sma. Virgen. No habrá que desanimarse y de mil modos y maneras repetir machaconamente hasta la saciedad ,que la fiesta de las fiestas ,el acontecimiento principal de la fe ,es la fiesta de Pascua y Resurrección del Señor. Alguien ha dicho y con razón, que nuestro pueblo es muy dado a sintonizar con expresiones de dolor, luto, llanto, penitencia y muerte, como las de Cuaresma y Semana Santa, pero que, religiosamente, no acierta a expresar los sentimientos de alegría, esperanza y vida, que son el meollo, precisamente, de nuestra fe cristiana. Todavía perdura a lo largo de los años y en muchos lugares de nuestra geografía, una imagen de Iglesia triste, enlutada, y penitente , que da la impresión de celebrar muy bien la muerte, pero que se encalla y no trasmite el júbilo y alegría al celebrar la vida y la resurrección. ¡Qué pocas imágenes de Cristo resucitado, las que se veneran en nuestras iglesias, en comparación de los crucifijos que proliferan por doquier !.Es sólo un detalle, pero bastante significativo. 

Es de resaltar el gran esfuerzo que en todas partes se hace en Cuaresma -40 días - como preparación a la Pascua. El domingo de Ramos - pórtico de la Semana Santa -acude masivamente el pueblo cristiano a las iglesias. Los días del Triduo Sacro-jueves y viernes santo-siguen conservando ,en gran parte , su sentido religioso tradicional. No poco ha contribuido a este fin, una liturgia renovada postconciliar, en los así llamados Oficios religiosos, que se complementan, a su vez, con los desfiles y procesiones en las calles de todos los pueblos y ciudades de nuestra patria. La mayoría de estos pasos son muestra de arte y exponente vivo del fervor del pueblo. El punto culminante de todos los esfuerzos celebrativos de la Cuaresma y de Semana Santa , e incluso de todo el año, tendría que ser, según la mente de la Iglesia, la celebración solemne de la Vigilia Pascual ,en la noche del sábado al domingo de resurrección. En amplios sectores, bien concienciados del pueblo cristiano, se ha dado un gran progreso en este sentido. Es cierto, que queda todavía mucho que lograr hasta que cale esta celebración -la más importante y significativa del año- en la gran masa del pueblo. La dificultad radica, entre otras cosas, en la dispersión de la gente por las vacaciones de primavera y por el nulo interés comercial y propagandístico que suscitan tales fechas a diferencia de la Navidad. 

La celebración de la Pascua se ha convertido, pues, en el gran reto para los cristianos.”Si Cristo no resucitó,-dice S.Pablo- vana es vuestra fe y aún seguís en vuestros pecados...Si sólo para esta vida esperamos en Cristo, somos los más infelices de todos los hombres. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos. El ha sido el primero, como primicia de los que duermen”(1ª Cor.15.12-20). 

El fundamento de nuestra fe es la resurrección de Cristo y este acontecimiento quiere la Iglesia que se celebre con el máximo esplendor, durante los cincuenta días que siguen al domingo de Pascua. Un cristiano consciente, esté donde esté ese día señalado, no debería dejar de participar con los demás hermanos cristianos en la eucaristía y dejar que su corazón se desborde de agradecimiento y gratitud por las maravillas que ha hecho el Señor.”Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Dad gracias al Señor porque es bueno , porque es eterna su misericordia .Aleluya “ 

Si alguna vez en el año los cristianos nos tendríamos que felicitar las Pascuas unos a otros y trasmitir nuestro júbilo ,alegría y esperanza a los demás, es, precisamente, en el día de la Resurrección de Jesús...

Naturalmente, que no todo acaba con el domingo de Resurrección. Durante toda la cincuentena pascual la Iglesia desborda su alegría incontenible , en todas sus celebraciones sacramentales. En este tiempo se accede a todos los sacramentos: bautismos, comuniones, confirmaciones, bodas y ordenaciones. 

Sigue estando en vigencia el mandamiento de la Iglesia que ordena “confesar y comulgar una vez al año y por Pascua florida”.¿Lo recuerdan o saben todos los cristianos?.