El símbolo de la fe

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín



Dios ha querido manifestarse al hombre de muchas maneras a lo largo de la historia .El conjunto de verdades, llamado Revelación, se encuentra en la Biblia y en la Tradición . Ambas forman el depósito de la Palabra de Dios, que se ha confiado en custodia a la Iglesia para que llegue íntegra a cada persona. 

Los fieles cristianos, bajo la guía del magisterio eclesial, reciben la verdadera Palabra de Dios y no palabras humanas .Sólo al magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en nombre de Cristo, se le ha dado la misión de interpretar auténticamente la Palabra de Dios. Los auténticos maestros de la fe en la Iglesia son el Papa y los obispos, quienes asistidos por el Espíritu Santo, no pueden equivocarse al profesar la verdad revelada. 

LA CONFESIÒN DE FE EN LA IGLESIA. 

Oficialmente se dan dos credos dentro de la Iglesia: El apostólico y el niceno-constantinopolitano, ambos usados en la liturgia de la misa. El credo es un resumen de la Sagrada Escritura y de la enseñanza oficial de la Iglesia. 


SAN CIRILO DE JERUSALÈN

He aquí como se expresa el santo en una de sus preciosas Catequesis acerca del Símbolo de la fe. "Al aprender y profesar la fe, adhiérete y conserva solamente la que ahora te entrega la Iglesia, la única que las Santas Escrituras acreditan y defienden. Como sea que no todos pueden conocer las santas Escrituras, unos porque no saben leer, otros porque sus ocupaciones se lo impiden, para que ningún alma perezca por ignorancia, hemos resumido, en los pocos versículos del símbolo, el conjunto de los dogmas de la fe. 

Procura, pues, que esta fe sea para ti como un viático que te sirva toda la vida y de ahora en adelante, no admitas ninguna otra, aunque fuera yo mismo quien cambiase de opinión, te dijera lo contrario o aunque un ángel caído se presentara ante ti disfrazado de ángel de luz y te enseñara otras cosas para inducirte al error. Pues, “si alguien os predica un Evangelio distinto del que os hemos predicado seamos nosotros mismos o un ángel del cielo-¡sea maldito”!. 

Esta fe que estáis oyendo con palabras sencillas, retenedla ahora en la memoria y, en el momento oportuno, comprenderéis, por medio de las sagradas Escrituras, lo que significa claramente cada una de sus afirmaciones. 

Porque tenéis que saber que el símbolo de la fe no lo han compuesto los hombres según su capricho, sino que las afirmaciones que en él se contienen han sido entresacadas del conjunto de las Sagradas Escrituras y resumen toda la doctrina de la fe. Y, a la manera de la semilla de mostaza, que a pesar de ser un grano tan pequeño, contiene ya en sí la magnitud de todas sus ramas, así también, las pocas palabras del símbolo de la fe, resumen y contienen, como en una síntesis, todo lo que nos da a conocer el antiguo y el nuevo Testamento. 

Velad, pues, hermanos, y conservad celosamente la tradición que ahora recibís y grabadla en lo profundo de vuestro corazón. Poned todo cuidado, no sea que el enemigo, encontrando a alguno de vosotros desprevenido y remiso, le robe este tesoro, o bien se presente algún hereje, que con sus errores contamine la verdad que os hemos entregado. Recibir la fe es como poner en el banco el dinero que os hemos entregado. Dios os pedirá cuenta de este depósito. 

"Os recomiendo-como dice el apóstol- en presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo que dio testimonio ante Poncio Pilato, con tan noble profesión", que guardéis sin mancha la fe, que habéis recibido ante el día de la manifestación de Cristo-Jesús. 

Ahora, si se te entrega el tesoro de la vida, pero el Señor el día de su manifestación, te pedirá cuenta de él, cuando aparezca como el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él la gloria, el honor y el imperio por los siglos de los siglos. Amèn"