Dejados de la mano de Dios

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín

 


Hay una frase desafortunada pero muy usada en el lenguaje corriente, que además de ser impropia en la boca de un creyente, es injusta y ofensiva al mismo Dios. Se dice o escribe, la mayor parte de las veces sin pensar o reflexionar, por lo que no cabe achacar responsabilidad, pero debería estar desterrada del vocabulario cristiano. 

Para explicar, por ejemplo, eventos naturales como terremotos, seísmos, inundaciones, hundimientos, maremotos etc, o situaciones de muertes colectivas producidas por el hambre, las epidemias, el sida, la violencia, las guerras etc con decenas, centenares o miles de víctimas, se suele echar mano a tópicos, a frases hechas, como “vivían dejados de la mano de Dios”.

Siempre resulta lo más fácil eludir las responsabilidades humanas, achacando todo lo incomprensible a Dios. Nada más falso e injusto. Si hay alguien que nunca deja de su mano al hombre, es precisamente Dios. 

Es cierto que topamos con el misterio, al tratar de comprender y explicar los designios inescrutables de la Providencia. Sería mucho más lógico asumir las propias responsabilidades, egoísmos, limitaciones, improvisaciones, y hasta pecados personales y colectivos etc en un mundo imperfecto. 

Dios al hacer al hombre libre, le ha hecho con todas sus consecuencias responsable de su destino terrenal y eterno. Mejor nos iría poner todo de nuestra parte, confiando más en Dios y dejar de culpar de nuestros males a un “Padre compasivo y misericordioso”