Vivir contra la corriente

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín  

 

 

Los primeros cristianos por haber estado en contacto con los apóstoles y cercanos a la persona de Cristo, son para los cristianos actuales, un referente indispensable y un fiel modelo a seguir. Conociendo cómo vivieron y sobre todo cómo murieron, confirman con toda contundencia, la autenticidad de la fe cristiana y cómo debería vivirse hoy día por parte de todos los que nos llamamos seguidores de Cristo. Desde el comienzo de la predicación en Jerusalén, y más tarde en el mundo pagano, su predicación y testimonio fue refrendado por la persecución, la oposición y la muerte. Nada les arredró y gracias a su valor y perseverancia, el Evangelio y la Iglesia primitiva fueron extendiéndose como mancha de aceite, e implantándose en el mundo de entonces conocido. No fue fácil.
Para ellos, como para nosotros, el vivir contracorriente fue, es y será muy duro siempre. Tendemos a buscar el camino fácil en nombre de la paz, el diálogo y la conciliación.
Afirma Bernanos: “Cristo nos pidió que fuéramos la sal de la tierra, no azúcar, y mucho menos sacarina. Y no digáis que la sal escuece. Lo sé. Lo mismo que sé que el día que no escozamos y empecemos a caer simpáticos al mundo, será porque empezamos a dejar de ser cristianos”. ¿Pretendemos tal vez un cristianismo sin cruz y oposición?. Si así fuera, habríamos tergiversado el Evangelio y sobre todo, traicionado a Jesucristo.