Bondad infinita de Dios

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín  

 

 

De un modo admirable y hasta de una belleza literaria singular, en los salmos –Palabra de Dios revelada-está expresada la bondad infinita de Dios para con el hombre pecador y la depravación de éste, frente a la misericordia de su Creador.

Quien se acerca con fe a este abrevadero divino, podrá esponjar su alma espiritualmente a la par que cumple gozoso el deber de la oración prescrita. He aquí, sine glosa, parte del contenido del Salmo 35, que reza así: “El malvado escucha en su interior, un oráculo del pecado: “No tengo miedo a Dios, ni en su presencia.” Porque se hace la ilusión de que su culpa no será descubierta ni aborrecida. Las palabras de su boca son maldad y traición, renuncia a ser sensato y a obrar el bien; acostado, medita el crimen, se obstina en el mal camino, no rechaza la maldad.

Señor, tu misericordia llega al cielo, tu fidelidad hasta las nubes, tu justicia hasta las altas cordilleras, tus sentencias son como el océano inmenso. Tú socorres a hombres y animales; ¡ qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios¡, los humanos se acogen a la sombra de tus alas, se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias, porque en ti está la fuente viva, y tu luz nos hace ver la luz. Prolonga tu misericordia con los que te reconocen, tu justicia con los rectos de corazón; que no me pisotee el pie del soberbio, que no me eche fuera la mano del malvado. Han fracasado los malhechores; derribados no se pueden levantar”.