El misterio del mal en el mundo (3)

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín  

 

 

Según las Sdas.Escrituras y el Magisterio unánime de la Iglesia-depositaria de la revelación divina- Dios creador hizo todo bueno. Por la rebelión de Adán y Eva, frente a su creador, entró el mal –toda clase de males –en el mundo, en ellos y en sus descendientes.
El pecado de Adán y Eva se llama “pecado original”, para indicar que no lo cometimos personalmente, sino que lo heredamos de Adán, origen del género humano. Adán y Eva perdieron para sí y sus descendientes los dones preternaturales(no debidos a la naturaleza humana) la gracia santificante y todos los dones recibidos, quedando sujetos al trabajo penal, al dolor y a la muerte. Su pecado fue de desobediencia con raíz de soberbia y no fue sexual, ya que les era lícito el acto sexual. Por el pecado original el mundo quedó convertido en un valle de lágrimas. Por el bautismo se nos quita el pecado original, mas no sus consecuencias, las que Dios quiere que soportemos con resignación cristiana y luchando con su gracia, merezcamos la vida eterna que Cristo nos mereció con toda su vida, pero especialmente con su muerte y resurrección.
REMEDIO GENERAL.
El maravilloso proyecto de Dios no ha quedado frustrado por el pecado de soberbia y desobediencia de Adán, sino que ha sido restaurado por la obediencia de Cristo, el segundo Adán, de un modo más maravilloso aún. Por eso S. Agustín, llegó a escribir unas palabras que a muchos les parecieron mal, como una herejía, pero que encierran una gran verdad. Tales palabras son recordadas cada año en la noche de la Vigilia Pascual y rezan así:”Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo.¡Feliz la culpa que nos mereció tal Redentor”¡.(Continuará)