El misterio del mal en el mundo (2)

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín  

 

 

VISIÓN DE FE. El punto de referencia para todo creyente, en razón de su fe, siempre será la Palabra de Dios; bien, escrita en la Biblia, o bien, encarnada en Jesús, el Hijo de Dios. Todos sabemos que nuestro Dios, no es un dios mudo; sino que desde siempre ha interpelado y sigue interpelando a los hombres y a todo hombre, creado a su imagen y semejanza, es decir, dotado de libertad, voluntad   e inteligencia. Con la fe puesta en El, abordamos el misterio del mal, presente en nosotros y en el mundo.

CONSTATACIÓN. Que el mal está arraigado en el mundo es una evidencia. Tanto el mal físico (catástrofes naturales, terremotos, maremotos, volcanes, inundaciones etc que tienen lugar sin la intervención activa del hombre); como el mal moral (guerras, epidemias, violaciones, muertes,  asesinatos, corrupción etc) que tienen como autor al mismo hombre. Y esto ha sido siempre así y en todas partes.

RESPONSABILIDAD. El único ser que se cuestiona por su devenir en el mundo y su desaparición del mismo, es el hombre, animal racional. Es también, por esto mismo, responsable del mal que hace o de su cooperación al mismo. No así los animales irracionales, aunque hagan el mal.

Un principio irrefutable en filosofía  es que todo efecto procede o tiene una causa.

He aquí una pregunta trascendental en nuestra existencia: ¿Tiene el hombre y la mujer, esto es, el ser humano libre e inteligente, algo que ver con el mal que hay en el mundo ?.

HAY DOS RESPUESTAS. La de la gente sin fe es ésta:

El mal está en la misma naturaleza, cuyos efectos se perciben en todos los fenómenos incontrolables por el hombre, como las leyes naturales, atmosféricas, el cambio climático, la contaminación del planeta, etc.

La segunda respuesta es La de la gente con fe:

El mundo fue creado bueno por Dios. Adán y Eva, nuestros primeros padres, fueron  creados ya adultos, en estado de dicha privilegiada y gozaban de estos dones preternaturales: ciencia infusa, integridad o inmunidad de la concupiscencia, inmortalidad y estado de gracia con Dios. Por el mal uso de la libertad del hombre ,es decir, por el pecado, entró el mal y la muerte  en el mundo , es decir,  la desobediencia, y la rebelión del hombre, criatura de Dios contra su Creador, fueron la causa de todo el mal acaecido personalmente a Adán y a Eva y a todos sus sucesores, los hombres y mujeres de todos los tiempos. Y no sólo a los hombres, sino que la naturaleza material e inanimada, cuyo dominio primigenio estaba en manos de nuestros primeros padres, sufrió también las consecuencias del mal y del pecado.(Continuará)