Un eremita me responde III

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín

  

 

Ahora paso a la siguiente pregunta que me hace, D. Miguel, sobre si me afectan los juicios de mis paisanos. Le contesto que yo no sé lo que piensan y dicen de mí, exactamente; alguna vez he oído algo según iba de paso, pero también sé de algunas cosas que me decían los cistercienses y me dí cuenta que en los monasterios también se vive de apariencias, pero las apariencias engañan. “La mirada de Dios no es como la mirada de los hombres; los hombres miran las apariencias, pero Dios mira el corazón”
(1ª S.16-7). Pero a estas alturas de la vida, a mí no me afectan para nada. Lo que más importa es ser acogido y mirado por Dios con ojos de misericordia, más que el rastro que pueda dejar la vida de cada uno en la opinión de las personas.
Dice un autor:”La vivencia interior y el comportamiento exterior del contemplativo auténtico están por encima de la comprensión del común de los mortales. El contemplativo no debe extrañarse de las impiedades y barbaridades que las malas lenguas dicen de él.. Debe saber que no a todos les es dado el comprender el sentido profundo de los textos bíblicos que tratan de la relación del hombre con Dios”.
Usted sabe muy bien que sólo somos lo que somos delante de Dios y que el juicio ajeno no quita ni añade nada a nuestro valor personal y que no somos más porque nos alaben, ni menos porque nos vituperen. Sólo somos lo que somos a los ojos de Dios, es decir del Juicio definitivo que nos sobrevendrá en la presencia del Juez supremo”.
Hasta aquí transcrita literalmente la contestación de mi amigo eremita a la tercera pregunta mía. Conste que no ha rehuido el contestar a ninguna pregunta que le pudiese formular. Queda pendiente alguna más, que D.M. publicaré, esperando sea de provecho espiritual a alguno de los lectores interesados en el tema.