Asuntos religiosos

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

Con frecuencia al relatar o escribir sobre eventos religiosos algunos periodistas usan un lenguaje o términos inapropiados, que indican a las claras el escaso o nulo conocimiento de esos tales en la materia. Es obvio que para tratar en público cualquier asunto, se precise conocer una terminología correcta. Sin ir más lejos, no todo el mundo, puede o debe hablar o escribir, sin más ni más, de cualquier asunto, verbi gratia, de toros, fútbol, cine, ciclismo, política, religión, medicina, actualidad o liturgia etc.., sin un mínimo de ideas y conocimientos del asunto.
En un mundo tan complejo como el nuestro, cada día se echa de menos al especialista o profesional bien formado, que con claridad y exactitud, hable de lo que conoce para ilustrar a sus lectores o a su audiencia.
Los dos acontecimientos que hemos vivido, la boda inglesa y beatificación de J.Pablo II, han venido a confirmar esta sencilla observación. No es correcto decir que “ambos oficiaron su matrimonio en la Abadía…”.Una cosa es oficiar y otra contraer. Oficiar corresponde al obispo actuante en la boda; mientras que contraer se refiere a los novios. El otro ejemplo inapropiado:“Miles de peregrinos llegaron a Roma para presenciar la eucaristía”…Propiamente la eucaristía, santa misa o sacrificio del altar, no se presencia, ni se oye, como el que asiste a un espectáculo, sino que se celebra o participa en él.
Dos sencillos ejemplos de la precisión que se necesita para tratar eventos religiosos que no pueden ni deben dejarse en manos de cualquiera. Por respeto a la audiencia.