Las ingerencias del Papa

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín  

 

 

El viaje de S.S. a Santiago y Barcelona ha levantado polvareda en algún sector del Gobierno y del ámbito socialista. Se le ha acusado de ingerencias en las leyes vigentes; de venir a “imponer” una moral y modo de vida cuestionado y arcaico; de alarmar con sus desafortunadas declaraciones sobre el laicismo radical en España, similar al del pasado, años 30.

Es justo y necesario desmontar tales acusaciones, vertidas y ampliadas en y por medios estatales, desafectos a la Iglesia católica. La visita del Papa no ha sido política sino religiosa y pastoral. No vino a “imponer” nada, sino a proponer y recordar los principios y convicciones cristianas. No hubo tal ingerencia (inmiscuirse o forzar algo). Como líder mundial y Vicario de Cristo en la tierra, tiene todo el derecho de recordar a los millones de católicos españoles, la mayoría, lo que es esencial e inamovible para los mismos. Al fin y al cabo nada nuevo y sorpresivo: defensa de la vida humana, de la familia y matrimonio natural entre hombre y mujer y el derecho de los padres-no del estado- a educar a sus hijos en la moral que crean conveniente.

Su palabra autorizada y acreditada es, ha sido y será, la que marque a los católicos y personas libres, el comportamiento último para ser coherentes con su fe y conciencia.

Fuera de sitio están por su sinrazón, tono intolerante y agresivo, las críticas vertidas sobre el Papa en su misión apostólica a su querida España. Hay verdades incómodas