Corruptos y corruptores

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín 

 

 

Una de las palabras más usuales y repetidas en todos los medios de la actual democracia española, ha sido y es la de corrupción. Algo huele mal en nuestra democracia. Pero la realidad es que, no existe la corrupción, - (algo abstracto e inconcreto)- sino personas corruptas y corruptores. Es curioso comprobar que al tratar el tema, casi siempre se alude a la corrupción del dinero, como si sólo se diesen corruptos por el mal uso y abuso del dinero. Se suelen señalar a personas sin escrúpulo, dirigentes, políticos o relacionados con el mundo del dinero. No es justo ni verdadero.
La corrupción existe en casi todas partes y suele salpicar, cuando no enfangar, a casi todas las personas, tengan o no tengan dinero; mucho o poco.
Siguiendo una de las acepciones más usadas del diccionario de la RAE, corrupto es todo aquel que está dañado, torcido, pervertido o podrido. En este sentido, tan corrupto es el ladrón, estafador, defraudador, como el adúltero, perjuro, mentiroso, violento, blasfemo etc. Con buen acierto alguien, refiriéndose al tema ha escrito, que “todos los humanos somos como Dios nos ha hecho y nosotros nos hemos estropeado”.Nada más cierto.
Lo contrario de corrupto es ser íntegro. En sentido figurado, persona que es recto, probo e intachable. Resumiendo: Todos somos, en alguna medida, pecadores, corruptos y corruptores y por eso mismo, necesitados de la misericordia de Cristo que “no vino a condenar al mundo, sino a salvar a todos”. No tiremos piedras a nadie.