Saborear la vida

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín 

 

 

La mayoría vivimos la vida aceleradamente . Máxime en las fiestas navideñas y de final e inicio de año. Vamos embalados, cuesta abajo ..En general, nos falta sosiego para saborear la vida. Muchos la apuran a tragos, en vez de degustarla como un licor escaso y costoso. La vorágine y el ritmo de la actividad actual es frenética. Nos arrastra y nos aturde. Por doquier surgen las prisas, el ajetreo, los compromisos de todo tipo. Los reclamos sociales, las solicitudes de la propaganda, nos envuelven y marean. Queremos hacer muchas cosas y comprobamos que no tenemos tiempo para nada.

Tal vez nos está pasando lo del cantar. Nos quejamos de estar enfrascados en tantas cosas que creemos importantes y al final, comprobamos con amargura , que nos olvidamos de vivir. Lo esencial. Esta es la triste realidad para no poca gente: Viven des-centrados, des-nortados, des-pistados, haciendo muchas cosas y moviéndose en todos los sentidos , pero, sin ir a ninguna parte. Lo más, dan vueltas y más vueltas, sin ninguna meta, girando sobre sí mismos y malgastando el tesoro de mayor valor que tienen.

La vida auténtica, no consiste en la solicitud por muchas cosas, sino, centrarse en lo principal y lo más necesario -como María - en el AMOR ; pues, si me falta el amor, no me sirve de nada…

El proceso de vivir para muchos es éste : dispersión, distracción, evasión, insatisfacción, depresión y

desesperación...En el fondo de todo, hay una carencia penosa del sentido último de la vida. .Es decir, se ignora el por qué y el para qué de la vida. La pregunta clave que toda persona debería formularse y responderse a su vez , es la siguiente: ¿Qué he hecho o estoy haciendo con mi propia vida?.

Sólo quien tenga una respuesta satisfactoria a la misma, estará en condiciones de saborear la vida.