Virgen Purísima

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín 

 

 

Vivimos en una sociedad super erotizada, donde el sexo alcanza cotas de supremacía.

La festividad de la Inmaculada, salvada “in extremis”, del furor iconoclasta imperante, evoca todavía en muchos católicos, la imagen y paradigma de la pureza, de la virginidad y de la belleza espiritual incontaminadas, como límpido espejo en el que todos se pueden mirar.

En los tiempos que corremos en que se rinde culto de idolatría al sexo desbocado, en sus diversas y provocativas manifestaciones, están en baja los valores de la castidad, de la continencia, de la fidelidad y de la virginidad. El modelo cristiano de la Virgen Purísima , de la Inmaculada, de Nuestra Señora, de María Sma, ha sido suplantado por el modelo pagano de otras “Madonnas” y féminas desbocadas, que no tienen otra cosa que mostrar que su carta de “progresismo”.Así está el panorama, casi generalizado. El pudor se ha perdido, la castidad brilla por su ausencia, la virginidad no se lleva, la fidelidad es cosa pasada.¿Quién habla hoy en las iglesias, en las escuelas, en las familias, en las publicaciones, de la castidad y de la pureza? ¿Cuántos jóvenes guardan hoy la castidad antes de la boda? ¿No se tilda de reprimidos a quienes no tienen experiencias sexuales? ¿No suele ser el divorcio la salida más socorrida ante las quiebras de pareja?

Se lamentan y parchean las consecuencias del SIDA, pero, ¿quiénes enseñan comportamientos éticos y atajan las causas de la pandemia? ¿Cuántas jóvenes españolas

podrían repetir hoy aquel lema de Teresita Quevedo:”Virgen María que quien me mire te vea?..¿Ñoñerías?. Tal vez , pero…LO QUE VA DE AYER A HOY..